viernes, 6 de septiembre de 2013

Cada palabra una ceniza blanca





Cada palabra una ceniza blanca, 6º número de la colección "Poética y Peatonal"



Tengo la sensación de que cuando pinto la obra de los poetas que me la confían para este proyecto acabo hablando de mí. Cuando la leo, la interpreto. Cuando la pinto, la interpreto. Y, ya sabemos, el que interpreta se interpreta.
A veces me gustaría ser el otro. Debería ser el otro. Pero no, no soy capaz todavía.

Trabajando sobre los textos de Cada palabra una ceniza blanca ha ocurrido lo mismo, desde luego, pero me he sentido mucho más mezquino que otras veces. Y más pequeño.
Es un libro tan callado, tan íntimo, tan expuesto, que pintarlo se ha parecido más a una profanación que a un juego cómplice.
El temblor, la tensión, han estado. La emoción ha estado.
Faltó algo: la melancolía en Olga es luminosa, la mía no.
La fragilidad de Olga es generosa.
Su honestidad intelectual es desinhibida. Desinhibida no quiere decir explícita. Quiere decir expuesta.

Y yo donde leo dolor, pinto rojo...






























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