sábado, 5 de abril de 2014

Más allá también hay dragones

 



Más allá también hay dragones, décimo tercer título de la colección Poética y peatonal



No se me ocurren muchos momentos más ilusionantes para un artista que presenciar el nacimiento de otro. Y justamente esto es lo que está pasando con el advenimiento de Más allá también hay dragones: estoy siendo testigo del nacimiento del poeta Santiago Molina Martín.
Cierto es que él escribe desde hace mucho, que lo hace con la constancia del artesano y la adultez que le confieren sus años pero hasta hoy su tarea no estaba completa siendo que a su obra le faltaba el soporte del libro.
Y si no se cierra ese círculo virtuoso con la obra impresa; sin que medie un tercero -en este caso un editor minúsculo, pero editor interesado-; sin un público ajeno e incierto, es que algo estaba faltando hasta hoy. Y ahora que se clausura el círculo: habemos poeta.
Llevo muchos años -tal vez demasiados- inmerso en el mundo de la edición, tantos como para adormecerme las sorpresas. Sin embargo en este caso me he vuelto a sentir cercano y cómplice gracias a la indescriptible generosidad de Santi Molina. Me ha entregado su obra con el “consentimiento del paciente”. Para que la explore, para que la destripe, para que juegue con ella. Con la generosidad de la inocencia y el compromiso de un artista mayor.
No quiero opinar sobre este libro, no quiero opinar sobre lo que, además, he decidido pintar. Allí están ambos, libro y pintura, para que otros sean quienes expresen opinión. Es lo que corresponde, creo.
A mí lo que me corresponde es callar. Leer y callar.