viernes, 30 de mayo de 2014

El argumento de la realidad






El argumento de la realidad, décimo quinto título de la colección Poética y peatonal



Leo a Yaiza de buena mañana -quiero leer siempre de buena mañana-. La casa está fresca, luminosa, en silencio... -quiero ser mi casa-.
Se echa el perro a dormir a mi lado. Me gusta este perro que tiene mi edad.
Ella escribe sobre sinestesias, se posa en las sinestesias.
Me siento pequeño.

Escucho:

“Eras la casa, el lugar
donde el sol
ardía sobre la piedra,
la piedra sobre el mundo,
el mundo sobre el corazón”.

Eugénio de Andrade y Yaiza están bebiendo té verde en el salón. Él, que recita, es naranja. Ella, violeta.

“Cómo podías, una
a una, soportar las lágrimas
del mundo, nadie lo sabía:
el lugar del sol
era la casa -y ardía”.


Pinto a Yaiza. Soy vano. ¿Por qué siempre me siento vano?...

Ella es anfitriona de la memoria.

No sabía que guiaba mis lápices.






Y ahora, una a una...























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