El después del relámpago, vigésimo título de la colección Poética y peatonal.
Escrito
el poema, letra junto a letra. Ahora es de otro, piedra junto a
piedra.
La
poesía es sombra, es noche, es luz interna que desobedece las leyes
de la física porque rige la ley otra del poema.
Y el
poeta se expone, se exhibe, en su enorme desnudez de cachorro humano.
Hombre
es de su tiempo, de su opción inequívoca de hombre.
De
humano encadenado a su belleza o su fealdad.
La
poesía entrará de contrabando -incluso sobornando al aduanero si es
menester- o no entrará si el control del establecimiento logra
acallar lo que lo oscuro dicta que no pase, o si equivoca la
estrategia.
Pero
si pasa, si logra penetrar, que al menos sea con la honestidad
maltrecha de que quien dice.
En
eso estás, poeta.
Que
no nos pillen ahora. No esta vez.