en forma de salvoconducto vigésimo sexto título de la colección Poética y peatonal.
¿En
forma de salvoconducto para transitar de dónde a dónde?
¿Salvoconducto
para el poema o para el poeta?
Tengo
la certeza -más que la sospecha- que la poesía es un arte que
solamente traspasa las fronteras (de la cultura dominante, de la
conciencia, de la razón, de la lógica adquirida, del espíritu...)
como alijo de contrabando. La poesía no sabe de sobornos en la
aduana.
Los
poetas sí.
¿Escribe,
entonces, Miguel Ángel Toral un libro que lo lleve de un sitio a
otro? ¿qué le abra puertas vedadas? ¿Puertas a arcanos ignotos? ¿o
acaso para que lo haga visible, tan sólo visible, ante el aduanero?
Tengo
la sospecha -más que la certeza- que su documento hecho de agua, de
niebla, de contradicciones, es un mal plan. Se asemeja más a un
estigma que a un certificado de pureza.
Porque
está escrito con la materia de la poesía, en estado de poesía. En
ese lenguaje que resulta incómodo e incomprensible para los
burócratas de la vida.
Es
material de contrabando.
Lo
siento, poeta, te han pillado.
G.V.