lunes, 18 de mayo de 2015

en forma de salvoconducto



en forma de salvoconducto  vigésimo sexto título de la colección Poética y peatonal.



¿En forma de salvoconducto para transitar de dónde a dónde?
¿Salvoconducto para el poema o para el poeta?

Tengo la certeza -más que la sospecha- que la poesía es un arte que solamente traspasa las fronteras (de la cultura dominante, de la conciencia, de la razón, de la lógica adquirida, del espíritu...) como alijo de contrabando. La poesía no sabe de sobornos en la aduana.
Los poetas sí.

¿Escribe, entonces, Miguel Ángel Toral un libro que lo lleve de un sitio a otro? ¿qué le abra puertas vedadas? ¿Puertas a arcanos ignotos? ¿o acaso para que lo haga visible, tan sólo visible, ante el aduanero?

Tengo la sospecha -más que la certeza- que su documento hecho de agua, de niebla, de contradicciones, es un mal plan. Se asemeja más a un estigma que a un certificado de pureza.
Porque está escrito con la materia de la poesía, en estado de poesía. En ese lenguaje que resulta incómodo e incomprensible para los burócratas de la vida.

Es material de contrabando.

Lo siento, poeta, te han pillado.


G.V.
 


























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